An incredible patient journey

Un increíble viaje para el paciente

Afincada en Copenhague, Hanne Staanum es Directora de varios gimnasios de alto rendimiento en la zona. Atleta apasionada, comenzó a correr en competiciones cuando era niña. Cuando una lesión la forzó a dejar de competir en carreras en su adolescencia, empezó a hacer ciclismo como medio alternativo para mantenerse en forma y sana. Con casi 50 años, comenzó a correr con más frecuencia de nuevo, y cumplidos los 50 se aficionó al triatlón, para ganar el Campeonato Europeo Ironman 70.3. En 2017, con 51 años, poco antes de competir en el Campeonato Mundial Ironman 70.3 2017, Hanne fue diagnosticada con osteoartritis (OA) en su rodilla izquierda. Sentía tanto dolor que no pudo correr durante más de tres años. Hanne probó numerosas opciones de tratamiento antes de ser tratada con Arthrosamid en mayo del 2021. A continuación podrá leer su increíble viaje como paciente.

Mi historia como atleta comenzó cuando empecé a correr con siete años de edad. Fui corredora de media distancia durante varios años, pero cuando llegué a la adolescencia, empecé a tener problemas en la espinilla, donde tenía una inflamación entre el hueso y el músculo detrás de él, desde debajo de la rodilla hasta el pie. Tuve este problema durante varios años y, aunque probé varios tratamientos, a la edad de 18 años dejé de correr regularmente. Por supuesto, a esa edad tenía otros intereses y solo corría cunado podía. Probé otros deportes, como el Taekwondo, durante unos años, y luego tuve hijos. Siempre tuve periodos en los que corría por diversión, pero pensé que mi tiempo de competición había acabado. Y luego, hace unos 13 años, con cuarenta y pocos años, empecé a hacer ciclismo.

Inicialmente lo hice en una bici de montaña, ¡y lo odiaba! Pero a mi pareja de ese momento le encantaba la bicicleta y era una forma natural de pasar tiempo juntos. Entrené desde que era niña, así que el ejercicio era algo natural para mí, y descubrí que la bicicleta ¡no se me daba nada mal! Así que empecé a inscribirme en carreras y no me fue mal. Antes de cumplir los 50 años, habiendo montado en bici durante un par de años, empecé a correr de nuevo, pero rápidamente empecé a lesionarme.

An incredible patient journey
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El inicio de mi dolor

Desde hacía dos años sufría fascitis plantar. Mis médicos no podían decirme por qué la tenía, pero era muy dolorosa; me dolía por la noche y a menudo no podía caminar bien cuando me levantaba por la mañana. Los tratamientos que probé fueron inútiles; probé plasma rico en plaquetas (PRP), pero no hacía mucho, aunque era difícil saber qué funcionaba y qué no. Tras un par de años, me hicieron plantillas a medida para mis zapatos, y de repente pude correr de nuevo, y durante más y más tiempo. Tras eso, cuando sentía un poco de dolor tras correr, me trataba con terapia de ondas de choque focales.

Cuando cumplí los 50, decidí competir en triatlón. Recibí clases de natación para aprender crol, ya que nunca lo aprendió, y empecé a inscribirme en competiciones locales y regionales. Eran carreras de corta distancia al principio, antes de pasar a distancias olímpicas y luego a medias distancias. Nunca hice distancias completas Ironman ya que me preocupaba que con mis viejas lesiones esa capacidad de entrenamiento fuese muy arriesgada para mi.

Llegando al punto crítico

La situación llegó a su punto crítico tras competir en el Campeonato Mundial Ironman 70.3 2017 en Estados Unidos. Intenté no correr mucho o durante mucho tiempo antes de eso y ralenticé mi entrenamiento. También tomaba fuertes dosis de ibuprofeno para ayudarme con el dolor antes de las competiciones, pero aún así el dolor era bastante fuerte. Recuerdo que estaba alojada en un hotel durante el Campeonato Mundial y tuve que ir a comprar helado, que sostuve contra mi rodilla con una cuerda para intentar enfriarla y reducir el dolor. Sentía tanto dolor que supe entonces que realmente no debería continuar. Ya me habían diagnosticado OA de rodilla unos seis meses antes del Campeonato del Mundo, pero, en ese momento, mi condición no era muy grave. Tenía tratamiento, inyecciones de cortisona en la rodilla. Estaba viendo a un reumatólogo, que había sido triatleta también, y hablamos de la posibilidad de que me retirase de la competición, pero yo quería continuar hasta que realmente no fuese capaz de hacerlo.

An incredible patient journey
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An incredible patient journey

Cuando volví a casa tras el Campeonato del Mundo, aunque estaba sufriendo con mi rodilla, corrí dos o tres competiciones de trail. Mirando atrás, no debería haberlo hecho porque tras eso mi rodilla estaba acabada. Dolía subir y bajar escaleras o caminar cualquier distancia. No era bueno. Mi rodilla estaba muy inflamada con edema en el hueso. Sabía que tenía que hablar con alguien que supiera más sobre lo que me pasaba.

Encontré otro atleta danés, un esquiador que vivía en Francia, que tuvo un tratamiento llamado Lipogems. Esta es una terapia de células madre que implica cosechar células adiposas de otras partes del cuerpo y luego inyectarlas en la rodilla. El tratamiento no estaba disponible en Dinamarca, así que fue a Polonia para recibirlo. Tomaron células adiposas de mis muslos y las inyectaron en mi rodilla, pero no hizo ningún efecto. Mi especialista sugirió que probara PRP de nuevo para ver si mejoraba, pero no estaba muy dispuesta ya que solo experimenté un mínimo alivio cuando lo probé previamente para mi fascitis plantar.

An incredible patient journey - Racing in Denmark 2017
An incredible patient journey - Racing in Denmark 2017

Nada funcionaba. Todos los tratamientos que probé solo me había proporcionado un alivio del dolor sintomático y breve. Probé inyecciones de esteroides y me aliviaron el dolor un poco, durante dos semanas a un mes, y pude correr de nuevo. Pero el efecto no era duradero. El especialista que recomendó el tratamiento en Polonia ya había mirado mi rodilla una segunda vez y rechazó la cirugía como opción porque mi rodilla izquierda ahora estaba muy dañada. También hablamos sobre una prótesis de rodilla, lo cual consideré durante un tiempo, pero ambos pensamos que era demasiado pronto en mi prognosis y muy arriesgado; se de algunas personas que pueden correr con una rodilla artificial, pero sentí que no merecía la pena asumir esa probabilidad. Como enfermera cualificada, mi punto de vista es que siempre hay más posibilidades de tener problemas cuando te sometes a una cirugía.

Toda la gente con la que hablé en Dinamarca me dijo «no tenemos nada más que ofrecerte». Tras eso, me rendí, perdí la esperanza de encontrar un tratamiento. Estaba bastante segura de que necesitaba algo dentro de la rodilla para eliminar el dolor, pero estaba intentando buscar una solución y no la encontraba.

En ese momento, no estaba corriendo en absoluto, y luego me vi forzada a dejar de montar en bici durante tres meses cuando desarrollé un quiste de Baker en la parte trasera de la rodilla, lo que provocó que mi rodilla se inflamara e irritara increíblemente. Así que no podía hacer nada de ejercicio, y esto era un gran problema para mí.

Era devastador, de hecho.

Era devastador, de hecho. Gran parte de mi identidad es el deporte y me costó mucho aceptar el hecho de que ya no podría hacer lo que más me gustaba.

Gran parte de mi identidad es el deporte y me costó mucho aceptar el hecho de que ya no podría hacer lo que más me gustaba. Afectó a mi relación y a mi trabajo; tenía una gran carrera con un trabajo desafiante y de alta presión en la comunidad, y lo dejé, cambiando mi rol para poder dedicar más tiempo a entrenar dos veces al día antes del Campeonato Mundial, y ahora no podía competir. También empecé a evitar activamente hacer cosas que sabía que harían daño a mi rodilla. Aprendí a alterar mi comportamiento.

An incredible patient journey - World Championships Ironman 70.3 (half distance) year 2017
An incredible patient journey - World Championships Ironman 70.3 (half distance) year 2017
An incredible patient journey - Bellevue Triathlon 2017 the Olympic distance
An incredible patient journey - Bellevue Triathlon 2017 the Olympic distance

El descubrimiento de Arthrosamid®

Y luego un conocido me habló sobre Contura, y me explicó que la empresa estaba a punto de lanzar un tratamiento que quizá podría ayudarme. Empecé a investigar y a seguir a Contura en Internet para conocer el momento en que lanzaran su producto. Descubrí que uno de los médicos que me trató estaba de hecho implicado con los ensayos de Arthrosamid, así que me puse en contacto con él para ver si merecía la pena probarlo. Él realizó un ensayo de Arthrosamid® en sí mismo, ya que tenía los mismos síntomas que yo, y ahora podía correr de 5 a 10 kms una o dos veces a la semana, así que pensó que definitivamente merecía la pena que yo lo probara. Me explicó como funcionaba Arthrosamid y me dio la tranquilidad que necesitaba afirmando que merecía la pena explorarlo como opción de tratamiento. Conseguí ponerme en contacto con una persona clave en Contura, que me informó muy bien. Dos semanas después de esa conversación, el 25 de mayo del 2021, recibí mi inyección.

Inmediatamente tras el tratamiento, mi rodilla no estaba inflamada en absoluto y definitivamente podía sentir algo «extra» en la articulación, y se sentía algo tensa, pero no sentía ningún dolor. Mi especialista me dijo que podía intentar correr tras un par de días a una semana tras la inyección, pero en realidad esperé casi un mes antes de ir a por mi primera carrera. ¡Estaba un poco nerviosa! Empecé bajando las escaleras, y el 21 de junio, hice mi primera carrera corta por la acera fuera de mi edificio. Creo que solo corrí 600 metros esa vez, y lo combiné con caminar un poco, correr un poco más, y luego caminar de nuevo... Mis piernas estaban algo rígidas porque me daba miedo poner demasiado peso en la rodilla, y me daba miedo de que el dolor volviera. Y lo hizo, en realidad, pero no era insoportable y pude correr de nuevo por primera vez en años, aunque lenta y solo distancias cortas.

... y pude correr de nuevo por primera vez en años, aunque lenta y solo distancias cortas... Tres meses después, no sentía dolor en absoluto cuando corría recta o en asfalto.

Tras esa primera carrera, aún no me sentía muy segura, pero sí sentía que estaba en el buen camino; podía correr durante unos minutos y tras eso no tenía ningún dolor. Un par de días más tarde, probé de nuevo y se sintió bien, así que hice lo mismo dos días después, y también se sintió bien. Poco a poco me sentí más segura de mis capacidades, así que empecé a hacer distancias más largas y a salir al bosque de nuevo. Un par de semanas tras esa primera carrera, empecé a acelerar un poco y a correr durante más tiempo. Tres meses después, no tenía ningún dolor cuando corría recta o en asfalto.

Luego fui a unas vacaciones ciclistas, con vuelta a Morzine que tiene muchas pendientes. Aquí descubrí que, aunque sentía algo de dolor e inflamación en la rodilla durante y tras las mismas pendientes largas que hice el verano anterior, esta vez no tuve problemas.

Ahora, casi cuatro meses después de mi tratamiento con Arthrosamid®, aunque el dolor no ha desaparecido completamente, no tiene nada que ver con lo que sentía antes. Si corro en el bosque o en un terreno inestable, donde quizá tenga que saltar sobre un agujero o sobre una rama o algo, es posible que sienta un pinchazo en la rodilla, pero es soportable y solo me recuerda que tengo que tener cuidado.

2021 bike riding in France
2021 bike riding in France

Es difícil explicar qué siento por Arthrosamid® y el efecto que ha tenido sobre mí. Cuando iba a recibir el tratamiento, obviamente tenía la esperanza de que funcionara, pero mis expectativas eran pocas tras todo lo que había probado antes. Sentí que era mi última oportunidad. Pero ahora estoy muy feliz, porque tras un descanso de tres años y medio, ahora puedo correr otra vez, y me encanta correr, ¡sobre todo en el bosque! Aunque la bicicleta está muy bien y recorres distancias más largas y ves más, no es lo mismo que correr en el bosque. Es una sensación muy especial, el flujo de tu cuerpo, los olores y los sonidos a tu alrededor, es simplemente genial.

Es difícil explicar qué siento por Arthrosamid® y el efecto que ha tenido sobre mí. Ahora estoy muy feliz porque tras tres años y medio de descanso, puedo correr otra vez, y me encanta correr, ¡sobre todo en el bosque!

Poder entrenar es también muy importante para mi salud mental. Me gusta tener la sensación de que mi cuerpo Arthrosamid® me ha devuelto eso. Antes del tratamiento, el dolor que experimentaba cuando corría significaba que ni siquiera podía correr para coger el autobús. De hecho, cuando empecé el tratamiento, dije que si hacía que pudiese correr cinco kilómetros dos veces a la semana, sería feliz. Me lo he tomado con tranquilidad estos cuatro meses, pero he conseguido mi objetivo.

Dada mi experiencia como enfermera, veo Arthrosamid® como una alternativa a la cirugía de rodilla; puedes retrasar esa operación para el paciente, si es que en algún momento necesita cirugía. Eso es una gran ventaja para el sector sanitario. Sobre todo, los pacientes como yo no tendrán que sufrir una reducción en su calidad de vida o dejar de hacer todas las cosas que aman mientras esperan la cirugía. Realmente no puedo ver ningún motivo de duda para recibir un tratamiento con Arthrosamid®.

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